Revuelta de julio de 1927

Revuelta de julio de 1927

Documentos chamuscados en el incendio del Palacio de Justicia vienés ocurrido durante la revuelta de julio.
Localización
País Primera República de Austria
Lugar Viena
Datos generales
Estado Austria
Tipo Revuelta popular
Histórico
Fecha 15-18 de julio de 1927

Revuelta de julio de 1927 es como se denominan habitualmente los disturbios que tuvieron lugar en Viena el 15 y 16 de julio de 1927, en los que se produjo la matanza de ochenta y cinco civiles a manos de la policía y en los que también resultaron muertos cuatro agentes que se enfrentaron con los manifestantes socialdemócratas.[1]​ La crisis continuó dos días más en los que la huelga general convocada por los socialistas acabó desbaratada por la intervención de las fuerzas de seguridad del Estado y de la Heimwehr. El acontecimiento agravó el encono entre el Gobierno conservador y la oposición socialista, que debilitó la democracia austriaca y facilitó la posterior implantación de un gobierno fascista.[1]

Como reflejo de la creciente tensión política en Austria, el 30 de enero de 1927, se produjo una refriega entre miembros de la Liga de Defensa Republicana socialista y sus rivales conservadores de la Frontkämpfervereinigung (Asociación de Veteranos del Frente) en la que los segundos mataron a tiros a un obrero y un niño.[2]​ Tras diversas protestas en varios puntos del país y por iniciativa de sus dirigentes, los partidarios socialistas se abstuvieron de enfrentamientos políticos hasta el juicio de los acusados de las muertes, que se celebró en julio de ese año.[2]

La tensión se redujo levemente hasta las elecciones parlamentarias del 24 de abril, que captaron la atención nacional.[2]​ A pesar de la victoria socialista, el concierto del resto de partidos que obtuvieron representación permitió al socialcristiano Ignaz Seipel seguir al frente del Gobierno y mantener a los socialistas en la oposición.[3]​ Por su parte, frustrada en su empeño por desbaratar el poder político socialista en las urnas, la Heimwehr se aprestó a enfrentarse a ellos con la fuerza.[4]

El 14 de julio, los acusados de la matanza de enero fueron absueltos.[4]​ Al día siguiente estallaron graves disturbios en Viena en los que la multitud incendió el Palacio de Justicia.[4]​ Las autoridades aplastaron brutalmente la revuelta, que acabó con alrededor de noventa muertos, la mayoría civiles de clase obrera.[4]​ La dirección socialista convocó entonces una serie de paros tanto para retomar el control de los trabajadores como para forzar al Gobierno a negociar.[4]​ El cese de las comunicaciones por la huelga del día 16 alarmó a parte de la población, que creía que había estallado la revolución, a pesar de la negativa de los dirigentes socialistas a armar a sus seguidores y a permitir nuevas manifestaciones.[5]​ El providencial auxilio de la Heimwehr al Gobierno en las provincias evitó que este cediese a las exigencias de los socialistas, que pedían su renuncia.[6]​ Los dirigentes socialistas no obtuvieron concesión alguna del canciller y, acuciados por los ruegos de sus correligionarios de las provincias de que cesase la huelga y preocupados por los rumores de posibles intervenciones militares extranjeras en el país, ordenaron el fin del paro en los transportes y comunicaciones la medianoche del día 18.[7]

Durante la huelga, revivió la alicaída Heimwehr, que se dedicó a tratar de reventarla, actuando en algunos casos como policía auxiliar y logró hacerla fracasar en las provincias.[8][9]​ El canciller contó así tanto con el respaldo de las fuerzas de seguridad del Estado como con el de las fuerzas paramilitares de derecha.[10]​ La revuelta se considera un hito en la historia de la primera república austriaca, un símbolo de la radicalización del movimiento socialdemócrata austriaco y de su impaciencia ante la falta de reformas en el país.[11]​ Para los socialistas, la revuelta resultó un desastre sin paliativos, que encumbró temporalmente a Seipel.[10]​ La democracia austriaca, que parecía asentada firmemente en la primavera, comenzó una decadencia que llevó a su desaparición a principios de la década siguiente.[12]​ Los posteriores intentos de conciliación entre los dos bandos, radicalizados por los acontecimientos de julio, fracasaron[13]​ y este fracaso condujo al choque final en la guerra civil austríaca de febrero de 1934.[14]

  1. a b Alder, 1983, p. 239.
  2. a b c Edmondson, 1978, p. 42.
  3. Edmondson, 1978, p. 43.
  4. a b c d e Edmondson, 1978, p. 44.
  5. Edmondson, 1978, pp. 44-45.
  6. Edmondson, 1978, p. 45.
  7. Gulick, 1948, p. 749-750.
  8. Kitchen, 1980, p. 57.
  9. Macartney, 1929, p. 301.
  10. a b Von Klemperer, 1972, p. 265.
  11. Kitchen, 1980, p. 20.
  12. Rath, 1996, p. 213.
  13. Von Klemperer, 1972, p. 273.
  14. Alder, 1983, p. 260.

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